María Luisa

NO SE ME IMPORTA UN PITO.
No se me importa un pito
que las mujeres tengan los senos como magnolias o pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco,
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
pero eso sí ! -en eso soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Las que no saben volar ¡ pierden el tiempo que intenten seducirme!
Esa fue -y no otra- la razón que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Que me importaban sus labios por entregas y encelos sulfurosos?
¿Que me importaban sus extremidades de palmípedos
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con que impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algun paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
¡María Luisa! ¡María Luisa! ....y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme volando a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio, planeabamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidabamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
como tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia tener una mujer tan ligera...
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Qúe voluptuosidad pasarse los días entre las nubes....
la de pasarse las noches de un sólo vuelo!
Después de conocer una mujer tan etérea.
¿Puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia substancial,
entre vivir con una vaca o una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender,
la seducción de una mujer pedrestre
y por mas empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible tan siquiera imaginar,
que pueda hacerse el amor, mas que volando.
Oliverio Girondo
foto: Luis Mikowski © 2007
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1 Comments:
Ayer me dijeron que María Luisa,
la muchacha aquella que luce el clavel,
tuvo relaciones con un mozo malo
que después se fué...
Dsde entonces ella, como si en el alma
le hubieran clavado por siempre un puñal,
cruza el patio triste, recordando al novio,
como si en el mundo no exitiera más!
En sus muertos ojos,que ayer fueron negros,
hay un vago ensueño de meditación...
juventud marchita por la sombra aquella
pasa avergonzada sin mirar al sol!
En el patio sucio del inquilinato
hablan los vecinos de su vida cruel,
suponiendo cosas que quizás no fueron
porque tuvo un novio que después se fué...
Felipe Fernández, Yacaré,... Versos Rantifusos
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