28.2.07

Sobre imágenes y palabras




Parecería que además de exitosísima escritora, Isabel Allende debe ser, además, fotógrafa. Me surge esta sospecha porque la lectura de "Retrato en sepia", uno de cuyos fragmentos copio mas abajo, me permitió comparar sensaciones que sólo un fotógrafo puede sentir:

"…cuando lo único que deseo es meterme bajo la mesa, tal como hacía en los primeros tiempos en casa de mi abuela Paulina. El sueño de los niños en piyamas negros me condujo a la fotografía, estoy segura de ello. Cuando Severo del Valle me regaló una cámara, lo primero que se me ocurrió fue que si pudiera fotografiar esos demonios, los derrotaría. A los trece años lo intenté muchas veces. Inventé complicados sistemas de ruedecillas y cuerdas para activar una cámara fija mientras dormía, hasta que fue evidente que esas criaturas maléficas eran invulnerables al asalto de la tecnología. Al ser observado con verdadera atención, un objeto o un cuerpo de apariencia común se transforma en algo sagrado. La cámara puede revelar los secretos que el ojo desnudo o la mente no captan, todo desaparece salvo aquello enfocado en el cuadro. La fotografía es un ejercicio de observación y el resultado siempre es un golpe de suerte; entre los miles y miles de negativos que llenan varios cajones en mi estudio hay muy pocos excepcionales. Mi tío Lucky Chi'en se sentiría algo defraudado si supiera cuán poco efecto tuvo su aliento de buena suerte en mi trabajo. La cámara es un aparato simple, hasta el más inepto puede usarla, el desafío consiste en crear con ella esa combinación de verdad y belleza que se llama arte. Esa búsqueda es sobre todo espiritual. Busco verdad y belleza en la transparencia de una hoja en otoño, en la forma perfecta de un caracol en la playa, en la curva de una espalda femenina, en la textura de un antiguo tronco de árbol, pero también en otras formas escurridizas de la realidad. Algunas veces, al trabajar con una imagen en mi cuarto oscuro, aparece el alma de una persona, la emoción de un evento o la esencia vital de un objeto, entonces la gratitud me estalla en el pecho y suelto el llanto, no puedo evitarlo. A esa revelación apunta mi oficio."


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